Raquel. Educadora Social


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ENTREVISTA

Soy Raquel, educadora social en el centro Residencial Infantil San Carlos. Es un centro de acogida inmediata, (también llamado CAI) es ese primer lugar donde llegan niños y niñas que han sido retirados de sus familias por situación de riesgo y emergencia, como son el maltrato, el abandono, la falta de cuidados básicos… Y su primer lugar de residencia pasa a ser un centro de protección. Destacar que paralelamente a los centros de protección está la figura legal de “familias de acogida” y dentro de estas existen varios subtipos, acogimiento familiar de urgencia, temporal, permanente o especializados.  

  1. ¿Cómo iniciaste tu camino en ACCAM y cómo fue tu primer contacto con el colectivo de menores? 

 Soy de Chipiona, un pueblo pequeño en la costa de Cádiz. Sabía de la existencia del hogar desde pequeña (antes estaba ubicado en mi pueblo). Con 13 años, una amiga me invito a San Carlos con un grupo de jóvenes americanos para realizar una actividad por Acción de Gracias, y fue allí donde tuve el primer contacto con niños y niñas del Hogar. 

Una vez ya en la universidad me interesé por hacer con ellos un voluntariado (ya estudiaba Trabajo Social) y posteriormente me ofrecieron una oportunidad laboral. 

Desde hace ya cuatro años, cada día que piso mi centro de trabajo doy gracias por esa oportunidad, por formar parte de este gran proyecto y de esta gran familia que lucha por los derechos de la infancia.  

2. Después de trabajar en un centro de menores, habrás oído las ideas preconcebidas que a veces se tienen sobre ellos ¿Qué puedes decirnos acerca de esto

Realmente no había oído ningún tipo de comentarios sobre el comportamiento de los menores antes de trabajar con ellos. Sí que es cierto, que cuando digo que trabajo en un centro de menores en protección escucho comentarios como “qué pena” o “pobrecitos”.  

A estos menores les ha tocado vivir una situación complicada a una edad en la que comprender ciertas circunstancias se hace difícil, incluso para los adultos.  

Sin embargo, me sorprende la templanza, capacidad de superación, de vivir el presente que tienes estos chicos y chicas: día a día en mi trabajo veo en cada niño su capacidad de resiliencia.  

3. Cuéntanos sobre el aspecto emocional de tu trabajo ¿Cómo es el vínculo que desarrollas con los menores? ¿Qué es lo mejor de trabajar con ellos? 

Es irremediable no crear un vínculo cuando se trata de trabajar con personas, y más con niños/as, dado que pasamos muchas horas juntos haciendo un acompañamiento de forma integral.  

En este trabajo he aprendido que es el equipo de atención directa el que tiene el gran papel de humanizar un proceso burocrático a veces lento y lleno de incertidumbre, y que comienza con la llegada al centro. Desde la aceptación y la integración de su realidad, intentamos trabajar de forma personal objetivos concretos acordes a sus necesidades, buscando el equilibrio y la estabilidad.  

Cuando hablo con los y las educadoras de mi centro llegamos a la misma conclusión: sentimos fascinación por la capacidad de adaptación, aceptación y resiliencia que los chicos y chicas nos muestran a diario en sus avances.